sábado, 29 de enero de 2011

Jugando a ser Dios.

Evaluar al estudiante es, a mi entender, la cuestión mas difícil de nuestra labor como docentes. Siempre digo que en esos momentos el maestro juega, consiente o inconcientemente, a ser Dios. En nuestras manos tenemos todo el poder de decisión sobre la vida del simple mortal: el estudiante. Juzgamos, para bien o para mal, el desempeño de este, y en muchas ocasiones marcamos para siempre la vida del joven juzgado.

Los profesores universitarios, en el mejor de los casos, hemos alcanzado nuestras categorías docentes gracias a un desempeño exitoso en nuestras respectivas áreas profesionales: ingeniería, medicina, arquitectura, etc. sin embargo poco o nada sabemos de la cuestión pedagógica. Por lo general nos convertimos en meros repetidores de experiencias adquiridas, y aunque nuestra practica sea buena, carecemos de de base teórico conceptual que nos permita juzgar la efectividad de nuestra practica.

Al leer la recopilación de las conclusiones grupales de la actividad realizada en el primer día de clases, mi primera impresión es que es un debate en el que no nos ponemos de acuerdo. Luego de re-leer detenidamente encuentro puntos en común; ejemplo: Muchos evaluamos competencias. Y pregusto: como hacemos para evaluar competencias? En que se diferencias nuestros exámenes, “de competencias”, a aquellos que evalúan objetivos?

En la pregunta del cuando? Es en la que hay mas posiciones encontradas. Párese que cada quien evalúa en un momento diferente, eso sin contar las exigencias burocráticas de la universidad; que obligan en fechas determinadas y sin tener en cuenta nuestros objetivos y planificación, a reportar notas, ya sean parciales o finales.

Si a la pregunta del: cuando? Le sumamos la del: para que? Se complica aun mas la cosa. Y pregusto: donde quedaron “las competencias”? como se concatenan “las competencias” con los objetivos del programa, o los niveles de conocimientos adquiridos, o la efectividad del proceso docente, por citar solo algunos ejemplos.

De todas las pregustas, a mi entender la mas interesante son las problemáticas. Casi todos los equipos coinciden en que un problema son las competencias del docente para evaluar. Desde mi humilde óptica, es justamente ahí donde descansa todo el problema; porque cuando hay docentes competentes en los menesteres de la evaluación los demás factores se resuelven. El tiempo, la cantidad de estudiantes, la motivación de estos pueden ser manejadas por maestros entrenados en el arte de evaluar.

Para jugar a ser Dios hay que pasar una escuela…

1 comentario:

  1. Muy buena reflexión Harold. Fuiste muy crítico y asertivo. Encuentro muy clarificador lo que dices sobre las competencias, se dicen evaluarlas, pero al final se diluyen en objetivos y contenidos, finalmente, ¿Que evaluamos?

    ¿Donde te posicionas en en todo lo que dices?

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